abril 04, 2016

¿Por qué a veces no queremos saber?

El ser humano siempre se pregunta porque. Es un ser curioso. Por naturaleza busca las respuestas debido a su búsqueda por lo absoluto.
El hombre siempre se cuestiona cosas, en gran parte preguntas trascendentales, que van más allá de la ciencia, con respuestas que probablemente no se puedan demostrar o con respuestas que se basan en opiniones o creencias, como por ejemplo como se creó todo.

Hay gente que dice que todo se creó a partir del Big Bang, ya que todo se refiere al universo, pero hay otras personas que hablan de un dios que lo creó todo. Pero después de esto surgen más preguntas o contradicciones, por ejemplo: con la teoría del Big Bang todavía hay argumentos que lo cuestionan porque hay algún punto de esta teoría que no es válido; y con la teoría de la creación, que habla sobre un dios que lo creó todo, pueden surgir preguntas como “De acuerdo, Dios lo creó todo, pero ¿quién creó a Dios? Y si el ser X creó a Dios, ¿quién creó a X?” y así sucesivamente.

Otro ejemplo de pregunta trascendental, en este caso una pregunta que desgraciadamente nunca podrá tener respuesta, es: ¿Qué hay después de la muerte?, y otra  ¿existen los espíritus? Cada una de estas preguntas se basa en teorías religiosas u opiniones de la sociedad.

Pero la verdad es que hay veces que, por mucho que la gente quiera saber las respuestas de muchas preguntas como estas, hay preguntas de la que no se quiere saber la respuesta, la gente prefiere estar en ambigüedad, se dice que uno es más feliz en la ignorancia. Y si las personas no quieren saber la respuesta es por miedo, por miedo a lo que puedan decir, por miedo a no tener razón, a que se trate de una respuesta horrible. Por ejemplo, si a alguien le preguntas si quiere saber cuándo y/o cómo morirá habrá gente que dirá que no y habrá gente que sí. La gente que no lo quiere saber es por miedo, no es agradable saber cómo va a morir uno mismo ya que te pasas el resto de la vida intranquilo, caminando con pies de plomo y no disfrutarías plenamente de ella, por lo tanto, en este caso, la gente que ignora la respuesta tendrá una vida más plena; en cambio, las personas que han conocido la respuesta, no, ya que estarán toda la vida pendientes de eso, viviendo con miedo y harán todo lo posible para olvidarlo.

En conclusión, podríamos decir que el hombre es un ser que necesita respuestas, pero que su miedo supera a la curiosidad por conocer el porqué de las cosas. Es por eso que cuando se es pequeño uno es más feliz, tiene muy poco conocimiento de las cosas y no es lo suficiente maduro como para plantearse preguntas trascendentales como las anteriores. Por eso se dice que se está mejor en la ignorancia; el ignorante tiene menos preocupaciones y una vida totalmente plena. 




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