abril 04, 2016

¿Eso soy yo?

Los padres siempre nos han dicho que tenemos que ir con cuidado con las compañías, con las personas con las que salimos, con nuestros amigos, que pueden ser malas influencias, pero, al fin y al cabo, se podría decir que este es el factor menos influyente en nuestras vidas, ya que por encima estás los medios de comunicación, por encima de este la escuela, y en la cumbre la familia, es decir, que al fin y al cabo los que nos dicen con quién debemos salir o no porque nos pueden influir negativamente, son los que influyen más sobre nosotros y de hecho con la afirmación anterior esto se demuestra.

Nuestros padres siempre nos dicen, sobre todo en la adolescencia, que seamos nosotros mismos, que no debemos dejar que los demás nos corten las alas ni que seamos lo que los demás quieren que seamos, cuándo son ellos, nuestros padres, los primeros que nos dicen lo que podemos o no hacer y los que, en ocasiones, no nos dejan expresarnos como nosotros deseamos. "Mi casa, mis reglas" o  "Mientras estés bajo mi techo harás lo que yo te diga" son afirmaciones que seguro que todo el mundo ha oído alguna vez, y, a ver, es lógico, algunas veces si no fuera por estas cosas saldríamos muy perjudicados y no maduraríamos, ¿pero a caso no es contradictorio? Quieren que seamos como queramos pero a la vez quieren que seamos como a ellos les gustaría que fuéramos, y aunque no lo digan nunca o muy puntualmente, es así.

Al fin y al cabo, los que quieren que no seamos influidos son los primeros en influirnos, voluntariamente o involuntariamente, para bien o para mal, pero nos influyen.

Si nos ponemos a pensar no hemos sido libres en ningún momento de nuestra vida, nunca hemos sido como nosotros somos realmente, somos pequeños retales de sucesos, palabras, experiencias, etc., que se han juntado en un sentido y conformando una persona con una forma de ser propia, ya que todos somos diferentes, aunque compartamos ideas o experiencias, cada uno las vive y las siente de formas distintas. Si no fuera por estos sucesos y la forma que tiene cada uno de vivirlos no conformaríamos una persona, todos seríamos iguales, y si todos fuéramos iguales seríamos tan simples como un comunidad de motas grises idénticas, sin ideas nuevas ni una sociedad que vaya avanzando ni nada.

Si nos ponemos a pensar, aunque hayamos tenido influencias fuertes desde que estamos en el útero de nuestra madre hasta que morímos, aunque nuestra libertad haya sido moldeada para creer que realmente éramos libres cuando teníamos en muchas ocasiones las manos atadas, el hecho de que cada uno haya interpretado todos los sucesos vividos de una forma distinta nos hace únicos, y esto hace que seamos de l forma de ser que nosotros hemos querido, totalmente o en parte, ya que hemos moldeado los sucesos ara conseguirlo.

Y, como conclusión, podríamos decir que, aunque nuestra personalidad haya estado truncada por todo lo que se ha dicho anteriormente, somos únicos en nuestra especie.




¿Por qué a veces no queremos saber?

El ser humano siempre se pregunta porque. Es un ser curioso. Por naturaleza busca las respuestas debido a su búsqueda por lo absoluto.
El hombre siempre se cuestiona cosas, en gran parte preguntas trascendentales, que van más allá de la ciencia, con respuestas que probablemente no se puedan demostrar o con respuestas que se basan en opiniones o creencias, como por ejemplo como se creó todo.

Hay gente que dice que todo se creó a partir del Big Bang, ya que todo se refiere al universo, pero hay otras personas que hablan de un dios que lo creó todo. Pero después de esto surgen más preguntas o contradicciones, por ejemplo: con la teoría del Big Bang todavía hay argumentos que lo cuestionan porque hay algún punto de esta teoría que no es válido; y con la teoría de la creación, que habla sobre un dios que lo creó todo, pueden surgir preguntas como “De acuerdo, Dios lo creó todo, pero ¿quién creó a Dios? Y si el ser X creó a Dios, ¿quién creó a X?” y así sucesivamente.

Otro ejemplo de pregunta trascendental, en este caso una pregunta que desgraciadamente nunca podrá tener respuesta, es: ¿Qué hay después de la muerte?, y otra  ¿existen los espíritus? Cada una de estas preguntas se basa en teorías religiosas u opiniones de la sociedad.

Pero la verdad es que hay veces que, por mucho que la gente quiera saber las respuestas de muchas preguntas como estas, hay preguntas de la que no se quiere saber la respuesta, la gente prefiere estar en ambigüedad, se dice que uno es más feliz en la ignorancia. Y si las personas no quieren saber la respuesta es por miedo, por miedo a lo que puedan decir, por miedo a no tener razón, a que se trate de una respuesta horrible. Por ejemplo, si a alguien le preguntas si quiere saber cuándo y/o cómo morirá habrá gente que dirá que no y habrá gente que sí. La gente que no lo quiere saber es por miedo, no es agradable saber cómo va a morir uno mismo ya que te pasas el resto de la vida intranquilo, caminando con pies de plomo y no disfrutarías plenamente de ella, por lo tanto, en este caso, la gente que ignora la respuesta tendrá una vida más plena; en cambio, las personas que han conocido la respuesta, no, ya que estarán toda la vida pendientes de eso, viviendo con miedo y harán todo lo posible para olvidarlo.

En conclusión, podríamos decir que el hombre es un ser que necesita respuestas, pero que su miedo supera a la curiosidad por conocer el porqué de las cosas. Es por eso que cuando se es pequeño uno es más feliz, tiene muy poco conocimiento de las cosas y no es lo suficiente maduro como para plantearse preguntas trascendentales como las anteriores. Por eso se dice que se está mejor en la ignorancia; el ignorante tiene menos preocupaciones y una vida totalmente plena. 




marzo 26, 2016

¿Existen los amigos?

Los amigos de verdad... un tema difícil.
Mucha gente me ha dicho que los amigos se pueden contar con los dedos de las manos, y eso es verdad. Dicen que solamente se tienen cinco amigos verdaderos, y tienen toda la razón, aunque, creo, que puede ser que tengas más de cinco, pero claro, con el tiempo algunos de los que consideravas en los cinco se va... Por eso a veces pienso si vamos a tener un amigo de verdad toda la vida o se van a ir relevando... 
Se tiene que tener cuidado con estos amigos, pueden llevar mascaras, pensando que te quieren y de un día para otro te dejan. Por eso importa más el que pertenece siempre a tu lado y no el que conozcas de hace más tiempo, aunque puede que estas dos opciones se solapen.
En definitiva, los amigos van y vienen y es muy difícil acertar en quién durará para siempre. Personalmente a mis 18 años puedo afirmar que los amigos que pensabas que estarían siempre a tu lado te pueden dejar en cualquier momento. El destino es incierto y este nos mueve, por eso nuestro futuro también lo es, y el futuro de los nuestros y demás. Somos como piezas de un gran puzle pero que con el paso del tiempo varía.
Pero eso tal vez es darle demasiadas vueltas a todo. Lo mejor es vivir el presente y aceptar el futuro tal y como se nos presente porque si se cierra una puerta se abrirá una ventana. Y si un amigo se va es porque su tiempo con nosotros ha terminado y ya ha aportado todo lo que debía abriendo puertas a otra persona que nos aporte más.