abril 11, 2020

Reflexiones en cuarentena

No es de extrañar que, al ir andando por la calle, por lo menos por donde yo vivo, encontrarse libros bien dispuestos en algún bordillo de una portería o escaparate, sobre algun pivote de la calle, en el bordillo junto a un árbol... Y antes, antes de que pasara todo esto - la pandemia, la cuarentena - yo me detenia a mirar si entre lo que alguien había considerado "basura" era para mí un nuevo libro interesante, o si más no me llamaba la atención. Y en ocasiones así era, recogía algunos y al llegar a casa los limpiaba bien: portada, contraportada, el lomo...
Y ahora, en estas últimas semanas esto no ha cambiado, en el sentido de que sigo encontrándome libros, pero esta vez los miro des de la distancia, no los toco; me paro, los miro unos segundos, y sigo mi camino a casa con mi perro. Es miedo a tocar eso, traerlo a casa, y que alguno de mis seres queridos caiga enfermo, existe la paranoia de que esté infectado y que esté allí puesto estratégicamente.
El mundo esta cambiando, cuando acabe todo esto nada será igual, habrá aún gente con mascarillas por la calle, distancias de seguridad, etc. ¿A caso ya no nos saludaremos con más besos y abrazos? ¿Serán simples golpecitos con los codos o los pies?
Por otro lado, puede que la reacción sea distinta, seguramente se tomarán más precauciones con la higiene, pero tal vez nos ayude ser más realistas, a apreciar más lo que tenemos, agradecer más las pequeñas cosas y ser más empáticos, querernos más, a desenganchar más las caras de las pantallas y tener más presente el "carpe diem", abrazar y besar más, a pasar más tiempo con los que queremos y quienes nos quieren, etc.
Es obvio que este "alto" le ha ido bien al planeta, el aire se respira distinto y el cielo se ve más azul. Pero es probable que también lo necesitáramos nosotros. Lo triste es que esto, al fin y al cabo, haya costado vidas.
Este podría considerarse un castigo del universo, dónde seguro están pagando justos por pecadores, pero que se podría haber evitado o actuado distinto si se hubieran hecho bien las cosas desde el principio.